Florencio
Molina
Campos

(1891-1959)

Colección conformada por acuarelas, pasteles, óleos y témperas originales pertenecientes a la ex colección Alpargatas (1931–1944), la ex colección Minneapolis Moline (1944–1958) y de otras procedencias
(1931-1944).

Incluye algunos de los primeros trabajos (1909-1926) y los cuadros humorísticos publicados en La Razón (1926–1930). Estos últimos, pertenecientes a la serie conocida posteriormente como
“Los Picapiedras Criollos”, constituyen una de las facetas menos difundidas del artista.

En la Sala de los Recuerdos se atesoran fotografías, bocetos, libros y objetos que pertenecieron al pintor.

Biografía

El 21 de agosto de 1891 en la ciudad de Buenos Aires nace Florencio de los Ángeles Molina Campos, segundo hijo de los diez que tuvo el matrimonio de Florencio Molina Salas y Josefina del Corazón de Jesús Campos y Campos.

Sus primeros años transcurren entre las estancias donde vivía la familia y los internados de Buenos Aires. Al morir su padre en 1907 la familia se muda definitivamente a la ciudad donde Florencio cursa sus estudios.

Desde muy chico dibujó paisajes, escenas y personajes camperos que había observado y registrado durante las vacaciones en la estancia paterna.

A partir de 1915 pinta más asiduamente y escribe relatos costumbristas. En sus primeras obras utiliza acuarelas y pastel, más tarde la témpera sería la técnica privilegiada.

Los primeros trabajos que pusieron a Florencio en contacto con el público fueron publicados entre 1926 y 1930 en el diario La Razón.

1926 – Florencio y su hermano Juan Ángel en su primera muestra.

El 21 de agosto de 1926, a los treinta y cinco años, inauguró “Motivos Gauchos”, su primera muestra, en el Galpón Central de la Sociedad Rural. Las paredes del pequeño estand estaban repletas con 61 pasteles y acuarelas.

En 1930 la Fábrica Argentina de Alpargatas contrata a Molina Campos para ilustrar el almanaque de 1931. Año a año, hasta 1936, el pintor realiza doce obras originales que recrean escenas camperas con un toque humorístico, además de obras especiales que se reprodujeron en diferentes formatos, como tarjetas de salutación, estampillas, almanaques de una sola lámina, chapas y afiches publicitarios.

Entre 1934 y 1936 los almanaques incluyen textos escritos por Molina Campos que relatan la historia de Tiléforo Areco, personaje inspirado en el capataz de la estancia paterna Los Ángeles.

1937 – Florencio y Elvirita en la vidriera de la Galería Witcomb de Mar del Plata.

En 1940, de regreso de su viaje por Estados Unidos, y hasta 1945, Florencio vuelve a ilustrar los almanaques de Alpargatas. Los dos periodos, más las reediciones póstumas en 1961 y 1962, permitieron al artista llegar con su obra a las más vastas regiones del país.

Walt Disney visitó Argentina en 1941. Uno de los principales objetivos de su visita era conocer a Molina Campos pero este no se encontraba en el país. Disney visitó a su esposa Elvira Ponce Aguirre en el departamento que el matrimonio tenía en Capital Federal y manifestó su deseo de contratar al pintor como asesor en algunas películas que planeaba hacer sobre la vida y las costumbres en Sudamérica.

Finalmente Disney y Florencio se encuentran en abril de 1942, en Burbank, California, sede de los estudios Disney. Allí Molina Campos comienza su trabajo como “technical advisor” de tres cortometrajes: Goofy goes Gaucho (Goofy se hace gaucho), The Flying Gauchito (El gauchito volador) y The Laughing Gauchito (El gauchito reidor). Pero el resultado no satisfizo al artista, quien vio desvirtuada la imagen del hombre de campo argentino.

Ante el éxito de los almanaques de Alpargatas, la empresa de maquinaria agrícola Minneapolis Moline Power Implement Corporation contrató a Molina Campos para realizar doce obras de temas gauchescos que serían publicadas en el calendario de 1944. Esta serie se extendió hasta 1958. A diferencia de los almanaques editados en nuestro país, los de Minneapolis incluían un texto escrito por el pintor, en inglés y en español, que ficcionaliza y describe la imagen.

1959 – Florencio y Elvirita (primera, derecha) junto a visitantes en la última exposición.

De regreso en el país, del 1º al 17 de octubre de 1959, con el auspicio del Instituto Cultural Argentino Norteamericano, Molina Campos presenta en la Galería Argentina la que sería su última exposición. Bajo el título “Florencio Molina Campos. Costumbrismo y paisajes autóctonos”, reúne un total de ochenta obras –sesenta y ocho témperas y doce óleos– de toda su carrera.

Tras una operación en la que sufrió una complicación cardiológica, falleció el 16 de noviembre de ese año en su ciudad natal.

Período Alpargatas

En 1930 Molina Campos realiza obras especiales para siete carteles y treinta y cuatro afiches publicitarios de la Fábrica Argentina de Alpargatas. Esas mismas obras son reproducidas en diferentes formatos, como tarjetas de salutación, estampillas y almanaques de una sola hoja.

El 14 de marzo de ese mismo año el pintor firma un contrato con la empresa para ilustrar el almanaque de 1931. Así, año a año, don Florencio realiza doce obras originales que recrean escenas camperas con un toque humorístico, además de obras especiales para chapas y afiches publicitarios.

Entre 1934 y 1936 los almanaques incluyen textos en los que Molina Campos relata la historia de Tiléforo Areco, personaje inspirado en el capataz de la estancia familiar, a través del cual representaba las costumbres del gaucho y su entorno, mostrándolo tanto en ocupaciones cotidianas como en momentos de diversión.

En 1940, de regreso de su viaje por Estados Unidos, y hasta 1945 Florencio vuelve a ilustrar los almanaques de Alpargatas. Los dos periodos, más las reediciones póstumas en 1961 y 1962, permitieron al artista llegar con su obra a las más vastas regiones del país. Las sucesivas impresiones de almanaques representaron dieciocho millones de láminas que contribuyeron a una amplia difusión de su obra en la cultura argentina. El hábito de coleccionar las láminas fue conformando lo que se ha considerado una “pinacoteca de los pobres”.

Tarjeta emitida por Alpargatas en 1931 con motivo del Año Nuevo.
Hasta el advenimiento de Molina Campos, los almanaques constituían un sinónimo elemental de lo barato y despreciable. Pero desde que este artista empezó a difundir sus trabajos por ese medio humilde y anual, los almanaques se convirtieron en la pinacoteca de los pobres.

Ruy de Solana, “De frente y de perfil: F. Molina Campos”, en: Rico Tipo, año V, n.º 196, 12/8/1948.

Gran parte de las obras reunidas en la sala de nuestro Museo dedicada al pintor son los originales que conformaron esa pinacoteca; desde Felij’ año!, témpera que ilustró la hoja de enero del primer almanaque publicado por Alpargatas, a Matando ‘l venao, obra inédita hasta 1961, año en que fue reproducida en el almanaque editado por la empresa con motivo de su 150º aniversario.